Discursos
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DISCURSO PRONUNCIADO POR EL SEÑOR RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CATOLICA DE SANTIAGO DE GUAYAQUIL, INAUGURANDO EL PRIMER SEMINARIO INTERNACIONAL DE ACTUALIZACION CRIMINOLOGICA
Gustavo Noboa Bejarano
Señor Presidente del Congreso Nacional, señor Ministro de Gobierno, señor Vicealcalde de la ciudad, señorita Vicerrectora, Doctor Zavala, Decano de la Facultad de Derecho, Presidente de la Corte Superior, distinguidos profesores que han venido a nuestra ciudad de Guayaquil, distinguidos maestros en Derecho Público, amigos: La Universidad Católica hoy día coincide con nuestra fiesta de la Fundación de Guayaquil, y coincide con este evento extraordinario que da a nuestra Universidad el honor de decir "presente" en la comunidad científica ecuatoriana.
Esta Universidad que alberga cinco mil estudiantes y tiene 31 años de vida, es una Universidad Católica que reclama y exige la excelencia para los universitarios ecuatorianos; eventos como éste son los que dan a la universidad ecuatoriana prestigio y eventos como éste no se pueden realizar sin el tesón y perseverancia y el coraje de hombres como Jorge Zavala Baquerizo, mi maestro en la Universidad de Guayaquil, porque si hay hombre que tiene el coraje para llevar las ideas a la acción, es el doctor Zavala, y hoy día mi querido maestro se cumple un sueño muy bello acariciado por usted en esta Universidad, que el Instituto que usted dirige diga "presente"con estos maestros de nivel internacional.
Maestros extranjeros: siéntanse como en casa, ésta es su Universidad, dicen que Guayaquil es una ciudad calurosa la mayor parte del año, yo diría que Guayaquil trescientos sesenta y cinco días es una ciudad calurosa y saben por qué, por el afecto de los guayaquileños, porque tenemos un corazón generoso, porque tenemos un corazón que late y vibra y hace sentir en casa a quienes vienen a nuestra ciudad, y esta Universidad Católica quiere hacer sentir a ustedes y vibrar a ustedes con el corazón caluroso de los guayaquileños, de esa bandera como ustedes ven, celeste y blanco, y celeste y blanco con estrellas que significan nada menos y nada más ese celaje que nos cobija siempre, que esas estrellas marquen nuestro rumbo en este Seminario y en toda esta investigación que el mundo actual quiere hacer y hace sobre un tema que lo ha presentado ya el maestro Zavala con toda claridad.
El Ecuador se siente orgulloso de tenerlos aquí, la Católica se siente feliz de que ustedes sean los huéspedes, les deseo todo el éxito posible, el mayor éxito en vuestro cometido, tengan ustedes la certeza de que son bienvenidos y así podemos comenzar inaugurando este brillante y magnífico Seminario. Muchas gracias.
DISCURSO DEL DECANO DE LA FACULTAD DE JURISPRUDENCIA DE LA UNIVERSIDAD CATOLICA DE SANTIAGO DE GUAYAQUIL CLAUSURANDO EL PRIMER SEMINARIO INTERNACIONAL DE ACTUALIZACION CRIMINOLOGICA
Vladimiro Alvarez Grau
Durante una semana hemos asistido a un evento cuya importancia académica y científica se desprende no solamente de los temas abordados en él, sino, además, y sobre todo, de la categoría de quienes han participado como expositores o como concurrentes y de los resultados del Seminario. Efectivamente, durante una semana hemos podido escuchar brillantes ponencias sobre la corrupción administrativa y la crisis de la política; hemos revisado el invalorable aporte que la detección de huellas genéticas humanas, -doctora Rojas-, da a los procesos de investigación judicial. Se ha efectuado también con mucha seriedad el análisis criminológico del terrorismo; así como se han presentado interesantes ponencias sobre el enfoque penal al consumo de drogas y el estudio del narcotráfico, como fenómeno delictivo universal.
Hemos podido revisar junto al avance incontenible de la tecnología, -doctor Zavala-, las áreas en que la informática es objeto de estudios criminológicos; y finalmente, hemos visto cómo las investigaciones y aplicaciones genéticas y sus consecuencias bioéticas pasan paradójicamente a convertirse a su vez en materia de investigación de la criminología.
Para todos los maestros nacionales y extranjeros que nos han enriquecido profesional e intelectual con generosidad en este Seminario pido nuevamente un especial aplauso.
Debo dejar constancia del agradecimiento de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, de la Facultad de Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Políticas, cuyo Decanato ejerzo, al doctor Jorge Zavala Baquerizo, Director del Instituto de Criminología, por su extraordinario trabajo en la consecución del éxito de este evento. Agradecemos también al Colegio de Abogados del Guayas y a las entidades públicas y privadas que han coauspiciado este Seminario. Y al igual que lo han hecho todos los participantes, hay una mención irrenunciable, que merece la responsabilidad demostrada por los estudiantes de la facultad que nos han asistido en la logística del Seminario; e indiscutiblemente, tal como lo dijo el doctor Durán Díaz, todos ustedes han sido los destinatarios principales del Seminario que hoy concluye.
Las recomendaciones contenidas en la "Carta Criminológica de Guayaquil", suscrita por todos los expositores, constituirán indudablemente un gran aporte y orientación para aquellos gobiernos del Ecuador y otros países del mundo que adopten la decisión de combatir el crimen, no solamente con criterios represivos, sino basándose en programas de prevención el delito, que partan de investigaciones científicas y de planteamientos que tienen la rigurosidad y la honestidad académica demostrada en esta Sala.
Tengo la convicción de que esta semana de trabajo, de inquietudes despertadas, de reflexiones compartidas con todos ustedes, y de soluciones planteadas también, deja a quienes hemos asistido al Seminario una serie de nuevos desafíos, a la vez que una satisfacción personal y un nivel superior de conocimientos en materias tan importantes como las que han sido tratadas. Pero más allá de todo lo dicho, tengo fe en que los resultados de este Seminario, que como Decano declaro clausurado, contribuirán a vivir en sociedades más seguras, en sociedades más justas, sobre todo, en sociedades más humanas y por todo ello, muchas gracias.
DISCURSO QUE, A NOMBRE DEL GOBIERNO NACIONAL, PRONUNCIO EL SEÑOR MINISTRO DE GOBIERNO, POLICIA Y JUSTICIA EN LA SESION INAUGURAL
Marcelo Santos
Señor Rector de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, señor Presidente del Honorable Congreso Nacional, señor vicealcalde de la ciudad de Guayaquil, señorita vicerrectora de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, señor Presidente del Seminario, señor Decano de Jurisprudencia, señor Presidente de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil, señoras y señores: Para el Gobierno Nacional, y muy particularmente para el Ministro de Gobierno, ha constituido al mismo tiempo que una gran satisfacción el cumplimiento de un deber: el haber podido contribuir a la feliz realización de este Seminario que, como lo han señalado ya quienes me han precedido en el uso de la palabra, es la consagración de un sueño de uno de los ecuatorianos privilegiados con la posibilidad de soñar en cosas grandes y positivas. Porque eso es Jorge Zavala Baquerizo, a quien Gustavo y yo podemos recordar y llamar "Maestro", porque tuvimos el privilegio de ser sus alumnos en la Universidad de Guayaquil; a quien ilustres maestros en la Ciencia del Derecho Penal y de la Criminología, pueden llamarlo amigo y pueden recordarlo en varios encuentros y en varios sitios, en esa vida fecunda, que lo ha llevado a recorrer los caminos, a revisar y adueñarse de la ciencia atesorada en los libros y a regalar, gracias a su valía, a su preparación, a su dedicación y a su talento, el aporte bibliográfico de él, que enorgullece al Ecuador entero.
Este Seminario, soñado e impulsado por él, tiene indudablemente que dar frutos positivos, para que nuestra sociedad encuentre caminos que superen acelerada y eficientemente los males que la aquejan, y que no son solamente nuestros sino lamentablemente universales y que fueron, como siempre, magistralmente presentados por él.
Nosotros, y muchos otros pueblos y casi todos los pueblos, somos víctimas de las más variadas formas de criminalidad y delincuencia.
Como Ministro de Gobierno en ejercicio, durante un año, he podido ver las dificultades que tiene el Estado para combatir desde ese crimen de lesa humanidad que es el narcotráfico, hasta las más variadas y casi simples formas de delincuencia común que afectan diaria y continuamente a los integrantes de nuestra comunidad. Yo sé por la valía de los conferencistas, por la dedicación que ha puesto para la realización de este Seminario el doctor Jorge Zavala Baquerizo, que de él saldrán conclusiones que beneficiarán a nuestro país, y más allá de los conceptos de fronteras, a la comunidad científica y más que nada a la sociedad que es la destinataria final de lo que en un laboratorio de ideas y de principios como éste, pueda construirse y conformarse.
Yo, que desde el mundo político puedo mirar lo que sucede en nuestro entorno, quiero dejar un simple mensaje, y es el de pedirles que al analizar los factores que inciden en esto que a ratos en el Ecuador llamamos un auge delincuencial, no olviden la responsabilidad de quienes desde la Función Legislativa, desde la Función Administrativa o desde la Función Judicial, tenemos, en mayor o menor grado, algo que hacer en la conducción y en la formación de nuestra sociedad, y muy especialmente, que se analice la incidencia en la realización o en la ejecución de conductas dañosas, de esa exagerada liberalidad que tenemos para informar lo negativo, para ocultar lo positivo, para permitir, a pretexto de libertad de expresión, que se difunda ya sea a través de la noticia, o del llamado espectáculo libremente expuesto, formas antisociales, ilegales, criminales, que diariamente las tenemos en nuestras propias casas a través de la televisión o de la prensa.
El irrespeto a la verdad que nos afecta a todos, el irrespeto al honor.
Casi siempre identificamos con crimen el asesinato o el narcotráfico, la violación o el robo; y vinculamos la conducta criminal con aquella que daña a la vida o a los bienes de las personas; y muchas veces toda la comunidad, todo el pensamiento que orienta la vida social olvida que la vida y los bienes de las personas no pueden estar garantizados mientras no se respete a la verdad y mientras se olvide que tanto vale la vida espiritual del hombre como su vida material. Que en este Seminario no se descuide, yo estoy seguro de que será así, el analizar como uno de los más graves riesgos para la seguridad social y como una de las formas quizá más ocultas pero más dañosas de la vida criminal, aquella que atenta contra la verdad y contra la honra de las personas. Que en este sitio, que alguna vez fue casa de oración y que permanentemente es ahora transformado en Sala Mayor de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, templo en el que se aprende, en el que se enseña y en el que en definitiva se reza diariamente estudiando, analizando e investigando, Dios ilumine a todos y que este Seminario sea, como debe de ser por la calidad de quienes participan en él y por la grandeza de su auspiciador, altamente positivo para todos ustedes y para el Ecuador entero.
Muchísimas gracias
DISCURSO QUE SE PRONUNCIO A NOMBRE DE LOS PROFESORES EXTRANJEROS EN LA SESION INAUGURAL
Bernardo Beiderman
Señor Rector de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, señor Presidente del Honorable Congreso Nacional, señor Ministro de Gobierno, señor vicealcalde de la ciudad de Guayaquil, señorita Vicerrectora de la Universidad, señor Presidente del Seminario, señor Decano de Jurisprudencia, señor Presidente de la Honorable Corte Superior de Justicia de Guayaquil, queridos colegas y amigos, señoras y señores: Empiezo por agradecer la fina distinción de que he sido objeto al invitarme a esta Universidad a tomar parte en un empeño de tan alta intelectualidad y con tan nobles designios, cuyos detalles esbozó hace un momento mi amigo, no ya antiguo sino casi paleozoico en cuanto a la amistad, no por su edad, Jorge Zavala Baquerizo, y agradezco también la oportunidad que se me da de sentir el gran placer de encontrarme con viejos compañeros, muchos de ellos amigos desde nuestra mocedad que aquí los veo siempre cariñosos, y siempre alertas en la gran aventura intelectual en pro de designios humanitarios.
Y también la suerte que se me depara de conocer nuevos amigos, así espero enriquecerme a estas alturas de mi vida un poco más todavía; y hablando de ambos quiero contarles que conocí a Jorge Zavala Baquerizo hace 33 años, en una reunión académica en Portugal, pero tuve contacto personal con él en una cárcel, una cárcel para mujeres a 30 km. de Lisboa, cárcel de Leiria, y ahí compartimos emociones, experiencias y un bocado también.
Dos años después, impulsado por mis ganas de volver a encontrarme con Jorge vine a Guayaquil y volví a encontrarme con él en la cárcel, pero esta vez fue en el panóptico de Guayaquil, y ahí cargué un poco más uno de los anaqueles de mi biblioteca con una obra que él acababa de publicar en medio del fragor de su inquietud política, con su gran vigor intelectual, con su fortaleza y fe, seguía publicando y dedicando a sus amigos que venían de tierras lejanas un abrazo, un mensaje intelectual, y ninguna palabra de padecimiento de victimización por el hecho de tener que visitarlo en un lugar donde él no tenía demasiada soltura.
Seis años después, en 1969, esta vez excarcelado, me encontré con Jorge Zavala en mi patria, en la provincia de Mendoza, y venía como un liberado muy particular, venía como Vicepresidente del Ecuador, pero él no hizo gala de su alta investidura para nada; él se sentó a trabajar con todo el mundo, con mucho empeño, con mucha seriedad y se fue lleno de iniciativas, amén de las propias en aquella oportunidad.
Y hoy me vuelvo a encontrar con Jorge Zavala, empeñado en un designio muy importante y nada retórico. El ha elegido cinco de los problemas que son fruto del proceso moderno de internalización de las sociedades contemporáneas, que han secretado ese tipo de delincuencia que ya no es más local y, como no es ya más local aunque haya apoyaturas logísticas en lugares en particular, no puede tener otro tratamiento, que un tratamiento universalizado, incluso en materia de vigencia de la ley penal espacial; muchos de estos casos reclaman la aplicación de los principios de universalidad de la ley penal.
Esta iniciativa que yo considero muy muy importante, tanto que hoy que se celebra un año más de la Fundación de Guayaquil, yo auguro a este Seminario, a los que emprendieron este trabajo, sobre todo al doctor Jorge Zavala Baquerizo le auguro que su Carta o Declaración Criminológica de Guayaquil, tenga la misma vigencia fundacional que tiene este día de recordación.
Muchas gracias
DISCURSO DE APERTURA DEL PRIMER SEMINARIO INTERNACIONAL DE ACTUALIZACION CRIMINOLOGICA
Jorge Zavala Baquerizo
El mundo está conmovido ante el avance masivo de la delincuencia que ya no respeta ningún valor humano, que invade todas las longitudes y latitudes del orbe, que penetra en todos los niveles de la actividad y que va dejando el germen de la destrucción física y moral en donde asienta sus plantas, sin que haya un lugar exclusivo en donde no se la encuentre o se haga notoria su presencia. La densa nube negra de la delincuencia está opacando la aurora de la virtud, de la decencia, de la honradez, de la fe en los valores humanos. La humanidad avanza arrastrándose entre el temor del contagio y el terror de la inseguridad. El aumento de la producción y circulación masiva de las drogas envenena sectores valiosísimos de la juventud y de la niñez del mundo y extiende sus tentáculos de corrupción hasta la s más altas esferas del poder político y económico. Las administraciones fiscales y municipales del mundo, en Europa, Asia, América, etc. se han visto atacadas por la inmoralidad, el latrocinio, con un saldo de trágicas y conmovedoras muertes y miserias. La delincuencia ha penetrado en los centros informáticos y ha usado la telemática para asegurar la realización de delitos que ahora se cometen incluso cruzando las fronteras internacionales, con el mínimo riesgo para el agente y con el máximo peligro para la intimidad personal, la economía individual y colectiva, y aun para la seguridad nacional e internacional. El hombre ha perdido la dimensión de los valores humanos, de los principales bienes jurídicos. So pretexto de rectificar trágicos niveles de la vida social, o de imponer criterios étnicos, religiosos o políticos se asesina en masa, se provocan increíbles genocidios de pueblos enteros, en donde la montaña de cadáveres es capaz de impedir que se vea el horizonte de la civilización. La maldad, la perversidad, el sadismo, la crueldad dirigen, orientan los actos del terrorismo individual o colectivo. El hombre actual se conmueve ante los fenómenos bioéticos que se presentan. La eugenesia, la eutanasia, la vida artificial, son fenómenos que no alcanza a comprender el hombre sencillo, el hombre común, el hombre que no estaba acostumbrado a jugar, a experimentar, con lo que se creía vedado al poder humano y reservado a las esferas divinas. El hombre de hoy, aun en su confusión mental, exige solución a los graves problemas con los que se está enfrentando y exige que las soluciones sean inmediatas antes que el mal trastroque el universo y devaste al ser humano y aun a la naturaleza.
Y en este mundo lleno de confusión y de inseguridad nos mantenemos los hombres que aún creemos en el triunfo de la virtud, de la moral, de la decencia, de la bondad, del respeto a los semejantes; de los hombres que aún tenemos fe en la cultura y en la fuerza vital de la misma para combatir lo negativo, lo pernicioso, lo sucio que existe o pueda existir en el alma de muchos miembros de la colectividad mundial. Los hombres que observamos, que investigamos, que estudiamos y que combatimos; los hombres que, con la ciencia y con la fe en el triunfo de la civilización sin males, sin perversiones, sin eufemismos creemos que no todo se ha perdido, que no todo puede ser vencido, humillado o vejado.
Que todavía estamos a tiempo del rescate de la moral y de la cultura.
Y ese fue el pensamiento central que ha motivado la reunión científica que hoy se inicia. La Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y su Instituto Superior de Criminología asumieron el desafío histórico del combate frontal contra los males que ahogan y pretenden liquidar a la humanidad y por eso convocó a ilustres criminólogos del mundo para que, en conjunto, pudiéramos sentar las bases de la lucha contra la criminalidad universal. El pensamiento prístino, la cultura ecuménica, la rectitud moral, la experiencia pedagógica, l os serios y profundos conocimientos criminológicos de los ilustres profesores que honran nuestra patria, muchos de ellos llegados desde muy lejos y otros cercanos a nosotros, serán como un faro de potentes rayos que venza las sombras de la miseria delincuencial y entregue a la comunidad universal planteamientos científicos y técnicos que permitan a los gobiernos del mundo orientarse en una política criminal efectiva y útil, que devuelva a la humanidad la seguridad de vivir libres de maldades, de perversidades, de miserias morales.
A los señores Ministro de Gobierno y Ministro de Información y Turismo; al señor Alcalde del Cantón; a la banca y a la empresa privada guayaquileñas nuestro reconocimiento por su generosa contribución al éxito de este certamen científico.
Expreso en nombre del Comité Organizador, en mi nombre, mi especial gratitud a los profesores Beiderman y Neuman, de Argentina; Rostad de Noruega; Rodríguez, de México; Ceretti, de Italia; Maia Neto, de Brasil; Berinstain, de España; Bodes, de Cuba; Baratta, de Alemania; Rojas, de Costa Rica; que aceptaron intervenir en este Seminario, conscientes de la importancia que el mismo tiene para el desarrollo de la ciencia criminológica y para el éxito de la lucha contra la delincuencia.
¡Gracias, ilustres profesores, el Ecuador y Guayaquil os agradece. Que la ciencia os premie!
DISCURSO DE AGRADECIMIENTO DE LOS PROFESORES EXTRANJEROS A LA COMISION ORGANIZADORA EN LA SESION DE CLAUSURA
Luis Rodríguez Manzanera
Con la venia del señor Decano, esto no es un discurso sino si mplemente el agradecimiento debido a nombre de mis colegas por todas las atenciones que nos han brindado durante la estancia en esta bella ciudad; además, ya cada uno de mis colegas ha hecho en su ocasión los agradecimientos del caso, muy bellamente expresados por el profesor Beiderman hoy en la mañana y por el profesor Rostad hoy en la tarde.
Sin embargo, es mi obligación un poco reiterar esto. En primer lugar mencionar al doctor Jorge Zavala Baquerizo, es que realmente, como a todos nos consta, ha sido el alma de esta reunión; ya sabíamos de su extraordinaria capacidad de organización; varios de nosotros, Beiderman o Berinstain, habíamos concurrido al curso internacional de Criminología que se celebró aquí en 1975, justo es cuando tuve el honor, el privilegio de conocer al maestro Zavala Baquerizo, quien fue el que planeó, dirigió y presidió aquella célebre reunión que trataría sobre Descriminalización, y eso realmente tuvo un brillante impacto en el mundo científico y en la política criminológica social; no se había hecho hasta entonces, un estudio tan profundo sobre el doble fenómeno de criminalización y descriminalización y aquí fue donde se sentaron las bases, que después las mismas Naciones Unidas tomarían como patrón en uno de sus documentos fundamentales.
En aquella ocasión, acudieron acá a Guayaquil un grupo de criminólogos de primerísima línea, quizá lo mejor en aquel momento, como Jean Pinatel o Marcel Etté, Canestri que ya no está entre nosotros, o Rosa del Olmo, Lolita Aniyar de Castro, José Rico, Denny Zabó; fue una reunión realmente fuera de serie y ahora, a casi 20 años de distancia, nos vuelve a convocar el maestro Zavala con el mismo interés, con el mismo empuje, desde luego con el mismo orden, la misma disciplina y la misma puntualidad que le hemos conocido desde hace 20 años.
Nos reúne ahora en esta bella ciudad nuevamente a discutir temas de mayor actualidad e interés: terrorismo, informática, bioética, narcotráfico, corrupción, etc. Gracias, realmente muchas gracias, don Jorge, que el buen Dios nos lo conserve muchos años y que le conserve la energía para que nos vuelva a convocar y poder regresar a esta ciudad; espero que no pasen otros veinte años, desde luego.
En segundo lugar, nuestra gratitud a la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, a su Instituto Superior de Criminología, por habernos recibido en su campus, al señor Decano de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales, don Vladimiro Alvarez, que le pedimos lleve nuestro mensaje al magnífico Rector de la Universidad, el doctor Gustavo Noboa. Gracias por sus atenciones, y sobre todo algo importante, por permitirnos entrar a su campus universitario y poder ser aquí donde nos hemos desarrollado como universitarios de toda la vida, la libertad con la que generalmente puede uno expresarse en un campus universitario, y en esta ocasión lo hemos demostrado ampliamente, aun con opiniones que pudieran ser encontradas o contradictorias, pero que han recibido siempre el mayor respeto y la mayor comprensión.
Al equipo de apoyo, es decir, a los estudiantes de esta Universidad y a todos aquellos que nos ayudaron directamente, pues, reiterarles nuevamente todo lo que han dicho mis colegas, gracias por su simpatía que nos ha alegrado, por su juventud que nos ha rejuvenecido y por su amistad que nos reconforta. Algunos de ustedes estuvieron hace poco en mi universidad, en la Universidad La Salle de México, algunos de mis estudiantes vinieron ahora acá, espero que este sea el principio de un gran intercambio; lo único que puedo decir, ojalá los pueda recibir yo en mi universidad, con mis estudiantes, para poder retribuir un poquito de sus atenciones.
A todo el equipo invisible de apoyo, desde los traductores, hasta secretarias, etc., a todo eso que no se ve, pero que es la columna vertebral de una reunión, gracias también.
Como verán hay tanto que agradecer, las recepciones, el Banco de Guayaquil, la Municipalidad, el Colegio de Abogados; como podrán ver con orgullo llevamos el escudo y nos sentimos hermanados de profesión, de aspiraciones y de ideales; al señor Gobernador de la provincia, en fin, a ustedes, tal como dijo el maestro Durán, ustedes el público que ha sido tan respetuoso, que ha sido tan amable y tan paciente con nosotros; y finalmente gracias a mis colegas y amigos, algunos muy antiguos en cuanto a la amistad, a otros ahora nuevos, por todo lo que nuevamente nos han enseñado, he aprendido muchísimo de todos ustedes, creo que este ha sido un verdadero curso de actualización; a veces un poco temeroso uno cuando le anuncian un curso de actualización y resulta que están descubriendo a Lombroso, este fue un verdadero, real curso de actualización, con los temas más nuevos. Creo que lo primero que brinca en un curso de actualización es que hay más preguntas que respuestas, cuando ya hay respuestas para todo, eso ya no es actual, quiere decir que ya está resuelto y habría que buscar temas nuevos. Además, no solamente ha sido un buen curso de actualización con enseñanza sino que ha tenido un fruto concreto, que no siempre esto se da, que es la "Carta Criminológica de Guayaquil", que es un documento de señalada importancia que creo podrá convertirse en un instrumento útil para poder tener mayores avances en materia criminológica.
En fin, se nos dijo desde el primer día que debíamos sentirnos como en nuestra casa; les aseguro que así lo hemos hecho, esperamos no haber abusado de la hospitalidad.
Muchas gracias DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DEL COLEGIO DE ABOGADOS DEL GUAYAS EN LA SESION DE CLAUSURA DEL PRIMER SEMINARIO INTERNACIONAL DE ACTUALIZACION CRIMINOLOGICA
Nicolás Castro Patiño
Señor Decano de la Facultad de Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, señor Director del Primer Seminario Internacional de Actualización Criminológica, señores profesores extranjeros y nacionales, invitados a participar como conferencistas en este Seminario Internacional, señores Ministros Jueces de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil, señores doctores, abogados, señoras y señores:
Cuando hace pocos días el profesor señor doctor Jorge Zavala Baquerizo, me indicara que me correspondía tomar la palabra en la Sesión Solemne de Clausura del Primer Seminario Internacional de Actualización Criminológica, pensé de inmediato que asumía una singular y compleja responsabilidad, porque las circunstancias en que, con todo el éxito esperado, ha tenido cumplida realización este extraordinario evento de carácter científico, obligándome a tratar de ser como una especie de intérprete del concepto y de los sentimientos de todos y cada uno de los que hemos participado en este cónclave, y sin dudar me propuse cumplir con el noble y generoso cometido encargado.
Hoy, al finalizar el Seminario, no encuentro palabra más elocuente y castiza para exteriorizar nuestra apreciación y sentimientos que la de decir gracias, muchas gracias por el gigantesco esfuerzo realizado. Hay que agradecerle a la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, en las personas de su ilustre Rector, doctor Gustavo Noboa Bejarano y del señor Decano de la Facultad de Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Políticas, señor doctor Vladimiro Alvarez Grau, por haber tomado la sabia decisión de patrocinar, permitir y apoyar decididamente la feliz iniciativa del señor Director del Instituto de Criminología de este centro de estudios superiores, el profesor y maestro doctor Jorge Zavala Baquerizo, de realizar durante toda una semana un encuentro con la ciencia y la cultura que sin duda ha suscitado en todos quienes hemos concurrido a él, una profunda reflexión sobre temas tan importantes como la bioética, el tráfico de drogas, la informática, el terrorismo, la Corrupción Administrativa en sus relaciones con la Criminología, para tratar de alguna manera de aprestarnos al combate de estos males que azotan, como una especie de flagelo apocalíptico, a la sociedad universal contemporánea, y alguna de ellas, la corrupción administrativa con especial énfasis, en el Ecuador de nuestros días.
Hay que agradecerles con toda la sinceridad y profundidad de nuestro sentimiento espiritual más hondo, a todos y cada uno de los profesores extranjeros y nacionales, que utilizaron esta tribuna del pensamiento, para transmitirnos sus conocimientos y experiencias, señores doctores, Alessandro Baratta, de Alemania; Eugenia Rojas, de Costa Rica; Antonio Berinstain, de España; Elías Neuman, de Argentina; Alfonso Zambrano Pasquel, de Ecuador; Jorge Bodes Torres, de Cuba; Luis Rodríguez Manzanera, de México; Edmundo Durán Díaz, de Ecuador; Cándido Maia Neto, de Brasil; Adolfo Ceretti, de Italia; Helge Rostad, de Noruega; Georges Kellens, de Bélgica; Jorge Zavala Baquerizo, de Ecuador y Bernardo Beiderman, de Argentina. Y el agradecimiento es más intenso aún, porque ellos pusieron su talento, capacidad y energía en la elaboración de un documento, que como la denominada "Carta Criminológica de Guayaquil", sintetiza con profundidad los conceptos criminológicos y científicos vertidos, y los armoniza con la realidad y crispatura social de nuestro tiempo para alumbrar, como la lámpara de Diógenes, a nuestros gobiernos en la adopción de una política criminal adecuada que, permitiendo el combate del fenómeno de la delincuencia en sus más agudas raíces etiológicas, preserve los Derechos Humanos tan venidos a menos en la cultura contemporánea, para recordarnos a todos, gobernantes y gobernados, doctos y profanos, que los grandes avances científicos y tecnológicos de nuestra era deben estar al servicio del hombre, del hombre como persona compuesta de cuerpo y alma, para colaborar con él, en el desarrollo integral de sus cualidades esenciales, y no para envilecerlo, acanallarlo o condenarlo a morir en vida por falta de alternativas válidas para el logro de su realización personal y la cabal expresión de su vocación comunitaria y social. En realidad, ilustres profesores, no sabría deciros, si más hay que admirar en vosotros los oceánicos caudales de vuestros conocimientos o las inequívocas señales que habéis grabado en nuestras mentes y en lo más recóndito de nuestros alborozados corazones, de un inmenso amor por la humanidad doliente, en una maravillosa réplica superadora de un humanismo que, como se diera en Europa y particularmente en la Italia del Renacimiento, permita recobrar para el hombre y la sociedad, el valor de la solidaridad en esta hora de duro trance en la comunidad internacional, en los albores del nuevo siglo. Fijaos ilustres profesores, que vosotros, hombres de academia, tuvisteis la oportunidad de venir a Guayaquil en un momento fasto en los libros de nuestra historia, pues hemos conmemorado juntos y como hermanos, la fecha del nacimiento del Libertador Simón Bolívar, que con su genio y espada libertó a cinco Patrias de nuestra América india y mestiza; la Fundación de Guayaquil, ciudad que fue baluarte de las gestas libertarias, dando ella misma el ejemplo y aportando generosa e hidalgamente hombres y recursos económicos para la obtención de nuestra Independencia; el día de la Armada Nacional como fecha recordatoria del hombre en trance heroico de la defensa de la soberanía de su país; y por final, el escenario del encuentro de dos grandes de América, Bolívar y San Martín, que aquí frente al manso y caudaloso Guayas, se abrazaron para consolidar nuestros afanes independentistas y mostrarnos como camino hacia el futuro para la grandeza de nuestros pueblos la unión y la integración dentro del marco de un régimen político protector de nuestras libertades. Eso mismo, ilustres amigos y profesores, nos conmina a deciros con decisión y entereza que podéis regresaros tranquilos a vuestras Patrias, a proclamar que aquí, en Guayaquil- Ecuador, vuestro pensamiento criminológico roturó un surco en que la semilla depositada fructificará y será imperativo ético para jamás claudicar en la lucha por la salvación del hombre delincuente y la recuperación de la fe muchas veces perdida o titubeante en los más altos valores del espíritu, como la herramienta más preciosa y segura en la construcción de una nueva humanidad, en la que, a paso de vencedores, la delincuencia sea finalmente abatida o reducida a su mínima expresión bajo el imperio de la libertad y la justicia social, como las más augustas expresiones de la solidaridad entre los hombres y las naciones. Gracias, muchas gracias, ilustres profesores, en nombre de todos y en nombre de la orden de Abogados del Guayas y del Ecuador, que en mi calidad de Presidente del Colegio que se honró con vuestra designación de "Socios Honorarios", y vicepresidente de la Federación Nacional de Abogados del Ecuador, legítimamente interpreto y represento.
Muchas gracias