La Nueva Era de las Relaciones Internacionales
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El concepto de las relaciones internacionales en la América Latina alude a las importantes herramientas de la Democracia y de los Derechos Humanos como frutos de la convivencia social.
En contraste, el narcotráfico, es una amenaza a la Democracia y a los Derechos Humanos en el mundo entero, no sólo en nuestro país y el área andina y la amazonía.
I UN COMPROMISO INTERIOR PARA DERROTAR A LA ADVERSIDAD MAYOR QUE ES LA INCREDIBILIDAD Y EL CINISMO
Consecuentemente, he venido a plantear soluciones como una gran alianza estratégica entre los países del área. Alianza que es deber consustancial, para crear un compromiso interior de construir una democracia, con inclusión de género y para redimir a todos los grupos sociales; aborígenes o no, a los pueblos olvidados, sean estos campesinos o simples analfabetos afroamericanos.
A nosotros los miembros de la sociedad civil nos corresponde abrir el debate que alimentará el fuego en las tinieblas, la que está en crisis: es la libertad.
La nueva era de las Relaciones internacionales, debe tener como paradigmas, al decir del profesor de la Universidad de Nueva York en la Escuela de Derecho Ronald Dworkin “en primer lugar, que toda vida humana es intrínseca e igualmente valiosa y en segundo lugar, que toda persona es individual e inalienablemente responsable de identificar y realizar el valor de su propia vida”.**
Si nuestros gobiernos mantienen vivo dicho fuego de sus conciencias reforzadas con los paradigmas de la libertad y de la dignidad; entonces el compromiso interior se hará realidad y esta lucha de gobernantes y gobernados traerá consecuencias enaltecedoras para la Política Exterior compartida, además de cohesión social.
Desarrollando esta premisa requerimos una mayor reflexión y acciones inmediatas, para la protección de la normativa internacional imperativa. Por ejemplo, la migración, en casos como:
a) los inmigrantes que son víctimas del racismo furibundo,
b) los inmigrantes que son perseguidos por la violencia cordial que los criminaliza aún sin conocerlos.
Una nueva era requiere de una Democracia, que permita disfrutar y no padecer, a todos los miembros de la especie humana de leyes y sentencias, ergo omnes, dentro de un marco jurídico del Jus Cogens, para una civilización bienhechora
Para esta nueva era, debemos reflexionar y tipificar sobre los delitos cometidos por los seres humanos que van marcando la línea base de los derechos de la comunidad q la que se pertenecen. Así entre otros:
a) las agresiones en lo ambiental internacional;
b) la piratería en el Mar de Somalia que es un botadero nuclear tierra adentro;
c) combatir jurídicamente en el contenido de las sentencias de las Cortes Internacionales, a quienes con el verdor de sus billetes narcoobtenidos, producen un lavado mental en las nuevas generaciones para hacerlos olvidar al Dios que llevan en sus conciencias.
El concepto de la democracia en las relaciones internacionales, que es fundamento del Jus Cogens, debe nacer del desarrollo interior, cuya plenitud le permite al hombre encontrar a Dios en la conciencia de su ser, dentro de sí mismo.
Amarle, respetarle y temerle como su Creador, sin que ello signifique dar la espalda al avance de la verdad científica.
La conciencia humanista y cristiana paralelamente debe avanzar junto con el espíritu de la investigación científica y en su esfuerzo los hombres deben correr tras el horizonte del progreso, avanzar al servicio de los que nada tienen, de los desheredados y condenados de la tierra.
Permitidme darles a ustedes dos ejemplos de la nueva era de las Relaciones Internacionales, en cuanto al hombre y al mundo:
En cuanto al mundo y allá en la vieja Europa un concepto de integración ya no es suficiente como instrumento económico para explotar el carbón y el acero porque en nuestros tiempos debemos buscar quizás otra galaxia mayor, allá donde el Voyager IV de Carl Sagan permita el contacto con aquellas ondas que viajan en el espacio infinito, de las comunicaciones satelitales.
En cuanto al hombre, ruego a ustedes que antropológicamente se sirvan aceptar y escuchar la voz de los mexicanos, de Hispanoamérica toda, que es la tierra donde el hombre debe crecer con los pies en el fango y la mirada en los astros y donde debemos hablar largo rato con nuestro corazón, para recibir la sabiduría del temor a los Dioses, en el vivir primigenio de los toltecas.
En la mente del hombre común a pesar de su pobreza, de su enfermedad y de su ignorancia, aún no se alcanza entender el por qué de la crueldad de los genocidios en Asia, Europa en África y porque no decirlo en la tierra de las sagradas escrituras.
A pesar de las Cumbres de las Américas o las del Alba, en el ámbito del verdadero poder: el narcotráfico, los cientos de toneladas de cocaína y de heroína. El inmenso poder de los estupefacientes y de los alcaloides en manos del crimen organizado, derrumban no solo fronteras y gobiernos sino también la credibilidad en el hombre y en el mundo. Así tenemos que son indicadores de la crisis moral:
a) Los medios de comunicación, cuando son adquiridos por testaferros,
b) La fuerza de las cúpulas militares y policiales sometidos por la narco corrupción, a una inteligencia servil que contradice las órdenes de sus mandantes.
Todo permite que la incredibilidad contamine la interacción social y corroa la fe y la esperanza.
Por ello la búsqueda de metodologías, cualquiera que sean estos, siempre que permitan el encuentro interior, ya sea de la comunidad académica con los sectores empresariales, ya sea la sociedad civil en general, incorporando la responsabilidad pública y la privada, con la responsabilidad social y corporativa, en todas sus instituciones jurídicas, políticas y económicas, todo ello se hace necesario e indispensable, y sin embargo no es suficiente.
Por ello bien está, que frente a las crisis iniciemos una batalla simultánea.
Ha dicho el sumo Pontífice en Roma en su último mensaje pronunciado antes de la bendición Urbi et Orbi el día que los mil millones de católicos en el mundo celebramos la pascua de resurrección de Jesús: “que debemos recrear la esperanza, construir un futuro abierto a la esperanza; descubrir nuevamente perspectivas capaces de devolver la esperanza”
Sabemos que una solución integral a la crisis actual, sólo puede darse con una batalla de simultaneidad, que bien puede tener repercusiones en los distintos meridianos donde habita el hombre, si el Derecho Internacional y la norma imperativa internacional señalan en el Jus Cogens una esperanza y una profecía desde los tiempos de Hugo Grocio y de Francisco de Vitoria.
Corresponde la aplicación del Jus Cogens a las Cortes Internacionales pero también a las Cortes Supremas y a los Tribunales Constitucionales de cada nación.
Intervención ante el Grupo de Observadores Latino-americanos en el Ecuador, en el Foro “Democracia, Derechos Humanos, Narcotráfico y Relaciones Internacionales en América Latina”, organizado por el Instituto Ecuatoriano de Estudios para las Relaciones Internacionales en la ciudad de Quito el día 16 de abril de 2009.