Planificación, Gobierno y Poder
Autor: B. HOPENBAY con C. CASPARRINO
PALABRAS CLAVES:
Ecuación progresista, capitalismo nacional, crisis de planificación, stagflatio, plan trienal, redistribución regresiva, estructuralismo, ecuación progresista, puja dialéctica, programación de desarrollo, tecnoploticocracia, conflicto de campo.
“Una cosa es hablar del Estado y otra es hablar del gobierno y del poder. Son cosas diferentes. Cada vez creo más que el tema central es el poder, sus conflictos y su solución. La planificación puede cambiar algo en la medida en que se afianza y se construye poder. Cuando se da una ecuación progresista debe aprovecharse en el sentido de la construcción permanente de poder. Para eso la planificación es un instrumento clave. La planificación objetiviza y racionaliza el ejercicio de las funciones del Estado. Por ejemplo, Kubitschek, en el Brasil, definió las actividades estratégicas para los siguientes cincuenta años. Yo sostengo desde hace tiempo la necesidad de un plan que defina, objetivice y formalice las políticas de una estrategia. Estoy convencido de que en la Argentina necesitamos un plan como exposición racional y objetiva de las políticas y las estrategias de desarrollo”.
Claudio Casparrino (CC): El concepto de planificación económica, luego de su auge mundial en los cincuenta años posteriores a la crisis de 1930, había caído en desuso en América latina. Ahora reaparece en los discursos políticos, en debates académicos y en artículos periodísticos de la última etapa e incluso Venezuela, Bolivia y Ecuador están retomando la planificación. ¿Cuáles son las razones por las que reaparece este corriente, esta disciplina, luego de la crisis de los ochenta y los noventa?
Benjamín Hopenbayn (BH); Recordemos que la planificación económica surge de la concepción general de que el Estado es el protagonista que debe conducir la economía. Se vincula así a las ideas de Keynes surgidas de la gran crisis mundial de 1930. Esta noción queda inserta en la corriente dominante del pensamiento económico desde ese momento, que yo llamo la corriente ortodoxa de entonces, aunque hoy se reconozca mejor en las corrientes llamadas heterodoxas. La economía requiere un orden que no se puede librar al mercado. Puesto que la teoría de Keynes se refiere centralmente al ciclo económico, se infiere que no se puede dejar que el ciclo funcione como mecanismo del libre mercado, porque ello conduciría inevitablemente a crisis y depresiones cada vez más profundas.
La idea central se refiere al papel del Estado o, más bien, a la puja dialéctica entre Estado y mercado. Yo creo que a través del rol del Estado se puede seguir toda la historia de la economía contemporánea. A raíz de la gran depresión el Estado toma cartas importantes en la construcción de la política económica. Puede decirse que en el caso argentino no hubo planificación hasta el primer peronismo pero, aun con el dominio conservador, el Estado argentino se fortaleció muchísimo como consecuencia de la crisis de los años treinta. Se crean el Banco Central, las juntas reguladoras, la Dirección de Vialidad. No se discute la creación de YPF y otras medidas de la época. ¿Para qué se fortalece el Estado en los años treinta? Keynes lo dio a entender en el Reino Unido: para salvar al capitalismo nacional.
Una experiencia diferente se dio en las entonces nuevas economías socialistas, en las cuales se impuso una planificación centralizada. Después de la segunda guerra surge una suerte de teoría intermedia, sobre todo en los países escandinavos y otros como Holanda: la denominada planificación orientadora.
En América latina la idea de la planificación, de todos modos, se asociaba todavía a la militar estratégica como el caso de Alemania durante la segunda mitad del siglo XIX o propia de las experiencias comunistas. Eso determina que en los comienzos de la CEPAL no se hable de “planificación” sino de “programación del desarrollo”, como se ve en los primeros documentos. Con el tiempo, sin embargo, el concepto se va legitimando en Europa y otros países, como la India, y pasa a hablarse directamente de planificación.
El auge de la planificación va montado en la idea, posterior a la gran crisis, de que el Estado debe tener un rol que protagonice en la conducción de la economía. Planificar no es sino aplicar una tecnología adecuada que, además, está bastante respaldada por el surgimiento de las cuentas nacionales como instrumentos para medir la evolución de las variables macroeconómicas.
Este concepto se vincula con la idea del desarrollo no como algo espontáneo sino como política, que se identifica con los primeros años de laCEPAL. Valga la anécdota, sin embargo, de que la idea surge con Rosenstein-Rodan en Londres, bajo las bombas alemanas, en su proyecto para reconstruir la cuenca mediterránea de Europa -principalmente Grecia, España, Italia y Turquía-, una vez ganada la guerra.
Se produce una confluencia de realidades y teorías que llevan hacia una mayor intervención y un rol protagonizante del Estado, con visiones de largo plazo, un planeamiento estratégico. En el caso latinoamericano el planteamiento estratégico fue la industrialización. Por eso la planificación va unida al desarrollo en América latina. Por eso hablamos de “planificación del desarrollo”. En Holanda no se les ocurre hablar de la planificación del desarrollo. Es algo propiamente latinoamericano. ¿Por qué? Porque surge con CEPAL, que es el ente que plantea la necesidad del desarrollo y la planificación como herramienta para orientarlo y lograrlo.
Hasta aquí vemos el auge de la planificación. Pero la pregunta induce a pensar a qué se debió la decadencia y aun el abandono de estas ideas. El proceso, como decíamos, viene amarrado al keynesianismo, al auge de la idea de la sociedad de bienestar, de un desarrollo orientado desde el Estado y no librado a las fuerzas del mercado, a la idea de que las injusticias son el resultado de las asimetrías entre ricos y pobres dentro de los países y que, en última instancia, se reproducen en el nivel mundial entre países ricos y pobres, etc. Para atacar esas asimetrías se requiere un diagnóstico y se construye una estrategia, que se formaliza con un plan.
En los años setenta se produce una importante crisis internacional, caracterizada por un estancamiento con inflación-la famosa stagflation en el centro del mundo. Su proyección hacia América latina no es solamente económica. Tiene importantes consecuencias políticas: los golpes militares que derrumban los modelos de Estado intervencionista propios de la Argentina, Chile y el Uruguay, cuyos gobiernos podrían ser considerados en general progresistas o con matices populistas, más allá del nombre del partido predominante, sean socialistas, peronistas, o el varguismo en el Brasil.
Las intervenciones militares cortaron de raíz este proceso. Se planteó en términos de guerra, y en una guerra ganan los más poderosos. El bando más poderoso era el capitalismo occidental. La URSS estaba muy lejos y tenía sus problemas. La teoría de la dependencia, con su relación entre centro y periferia, es elaborada entre otros por Cardoso, más tarde presidente del Brasil, y por el sociólogo chileno Enzo Faletto.
CC: Me llama la atención que no hablas de crisis de la planificación
BH: La planificación depende de la realidad, no la realidad de la planificación.
…