El Presupuesto General del Estado
Autor: Ec. Alberto DAHIK GARZOZI
PALABRAS CLAVES:
Variables claves, servicio de la deuda, efectos negativos, efecto negativo del presupuesto, crédito cerrado, crecimiento indebido, econo-mía con estímulo, herramienta fundamental, equilibrio general de la economía.
EL PRESUPUESTO GENERAL DEL ESTADO.
Es elemento fundamental de la actividad económica de un país. Determina en altísimo grado por dónde va la economía de una nación, y de su dimensión, proporción en relación al PIB, forma de financiación, dependerá en mucho a su vez, el comportamiento de las variables claves de la economía.
Por lo tanto, el presupuesto general del Estado no puede ser visto estáticamente, o aisladamente.
La comparación usual de crecimiento/decrecimiento del gasto, de la inversión, del servicio de la deuda pública, y otros elementos más que usualmente reciben este análisis, es solo una pequeña parte de lo que se debe estudiar cuando se está tratando de determinar las bondades o los efectos negativos que un determinado presupuesto puede tener sobre la economía.
Tomemos como ejemplo el servicio de la deuda. Se puede estar en un año en el cual se están pagando solo intereses, y este valor puede aparecer pequeño en relación al tamaño de la economía. Pero al año siguiente puede venir un gran pago del capital. Si un país no tiene acceso al mercado de capitales, es decir, si tiene el crédito cerrado, ese pago del año siguiente puede ser dramático en escasos meses. Por lo tanto, el mirar únicamente el servicio de la deuda, sin tener el perfil de la misma para los años siguientes es un análisis incompleto.
Miremos por ejemplo el tema de la inversión. Supongamos que esta crece a un nivel aceptable, sin embargo, si ese crecimiento (de la inversión) está muy por debajo del crecimiento de la deuda pública, esto implicaría que el gasto corriente está siendo financiado con deuda, cosa que no es necesariamente saludable, y por ende, ya la cifra del creci-miento de la inversión, por más que aisladamente aparezca saludable, ya no lo es, porque está siendo acompañada de un crecimiento indebido y mal financiado del gasto corriente.
Miremos por ejemplo una situación de déficit. Puede ser que el déficit sea “razonable” en términos del PIB. En otras palabras, que no ponga presiones de largo plazo en la relación que siempre debe existir entre deuda pública y PIB. Sin embargo, si hay una situación de balanza de pagos critica y se está financiando ese déficit con deuda externa, dicho déficit ya no se vuelve razonable en función del equilibrio general de la economía, porque puede aparecer razonable en relación al PIB, pero no lo es en relación al Sector externo.
Tenemos por ejemplo una situación en la cual hay recesión en la economía. El sector privado está con baja producción las exportaciones están lentas, y hay bajo consumo interno. El gobierno entonces planifica un presupuesto con un déficit que se estima hará que la economía se estimule. El concepto es válido y puede aparecer como lógico el uso del presupuesto para producir dicho estimulo. Sin embargo, si el mismo se va a financiar con emisión de títulos valores del gobierno para ser vendidos o colocados en el mercado local, eso produciría una elevación de la tasa interna de interés, y este impacto podría reducir la inversión necesaria para la recuperación que se busca y desestimula el consumo interno que ya estaba en niveles bajos.
Otro caso que ilustra el punto que tratamos de explicar en este artículo, puede ser la de una situación de superávit. Una situación así se puede ver como saludable en finanzas públicas. Sin embargo, si hay una grave recesión, el superávit del Estado puede agravarla. De hecho, la grave recesión mundial que hemos vivido en los últimos años, vio como en los EEUU se generó un gran déficit para poder contrarrestar los efectos de la misma y evitar una depresión. En 1929, fue precisamente el buscar el equilibrio fiscal cuando había que generar una expansión, lo que generó la gran depresión de los años 30.
Dicho todo lo anterior, debemos considerar que el presupuesto general del Estado, como herramienta fundamental de la política econó-mica del gobierno, no es un ente aislado, no es un conjunto de cifras que nos hablan solamente de cuanto el gobierno va a gastar en sueldos y salarios, de cuánto el gobierno va a invertir en salud y educación o infraestructura, o de cuánto será lo que se destina al pago de la deuda tanto interna como externa.
Ciertamente que toda esa información es valiosa y relevante. Pero el presupuesto debe ser siempre visto en el contexto del equilibrio general de la economía. Dicho de otra manera, el análisis del presupuesto debe permitir contestar preguntas como las siguientes:
¿Cómo va a incidir el presupuesto en la inversión privada?
¿Cómo va a incidir en el equilibrio externo de la economía; pondrá presiones sobre el sector externo o ayudara a equilibrarlo?
¿Va el presupuesto en la dirección correcta respecto de la tasa de interés? Si queremos que esta se mantenga, o que suba o que baje, ¿Está el presupuesto ayudando a esto?
¿Qué efecto producirá en el empleo?
¿Cómo incidirá en la inflación?
Son muchas otras las preguntas que se pueden hacer, pero lo más importante es tomar conciencia de que el presupuesto no es un ente aislado que puede ser analizado sin tomar en cuenta toda la influencia que el mismo tiene sobre el equilibrio económico general.